Potenciómetros
Logarítmicos y lineales.
Sabemos que cuando queremos
controlar un nivel de tensión (o corriente) en un circuito, de forma que
tengamos un control externo del mismo, utilizamos un "potenciómetro".
A diferencia de lo que los técnicos llamamos "resistencia ajustable"
que suele encontrarse en circuitos impresos, los potenciómetros se ubican en el
frontal o, a veces, en la parte trasera de un equipo (cuando su manipulación es
esporádica).
Un potenciómetro "también" es una resistencia ajustable y se
construye posicionando sobre un soporte aislante una cantidad de una sustancia
cuya resistencia es función del arco de 270º que constituye el soporte.
Hay dos clases de estos
potenciómetros, a grandes rasgos, los que son Logarítmicos y los que son
lineales.
Para distinguirlos, el fabricante
graba en algún sitio las siglas LOG o LIN; a veces estas últimas se omiten por
"defecto", es decir, si no pone nada, es lineal.
Lineal quiere decir que a igual
movimiento rotatorio del mando, igual cantidad de resistencia existe en la
pista de material resistivo, es decir, si el potenciómetro se encuentra en su
extremo, entre el terminal central y el adyacente o hay CERO ohmios o hay el
máximo de la resistencia y si el mando se encuentra a 1/4 de rotación, hay (aproximadamente) 1/4 de resistencia (entre los terminales en los que
antes había CERO ohmios), de igual manera, si se encuentra en la
posición media, la resistencia será, aproximadamente, la mitad.
Esto anterior es válido para los
potenciómetros lineales.
En el caso de los potenciómetros
LOGarítmicos la cosa es bien distinta.
Si tomamos un polímetro para
medir Ohmios (otro día explicaré que para medir ohmios no existe un medidor
específico) y lo ponemos entre el terminal central y el terminal derecho,
mirando al potenciómetro de espalda, veremos que al aumentar la rotación en
sentido horario, insisto, de espaldas, la resistencia varía muy despacio
conforme aumentamos el arco de rotación. Esto ocurre porque la pasta de
resistencia que está depositada en el potenciómetro, en lugar de estar
depositada "linealmente", esto es, en cada desplazamiento se deposita
igual cantidad de sustancia resistiva, ahora, en el logaritmico, es una
cantidad logaritmica del desplazamiento....doble desplazamiento, logaritmo de 2
de sustancia.......
¿Por qué?
Hubo unos investigadores
listísimos que se llamaron Fletcher y Munson, que descubrieron dos cosas muy
importantes.
Una fue
que la respuesta del oído no es lineal con el aumento de la sensación sonora,
sino logarítmica, es decir, doble sensación sonora (potencia, por ejemplo)
produce una sensación en el oído NO doble, sino Logartimo de 2, es decir, 0,3
más. Esto implica que si queremos aumentar el volumen de un aparato
electrónico, una radio, etc. el potenciómetro que regula la intensidad de
sonido lo haga de forma logarítmica, para así equilibrar el giro del mando con el
aumento de la sensación sonora. Si el potenciómetro de volumen fuera LINEAL, un
leve giro del mismo provocaría un aumento muy grande en el nivel de sensación
sonora y, de hecho, un aumento de volumen muy grande.
Otra cosa que descubrieron esos
científicos fue que el oído no responde por igual a todas las frecuencias. Es
decir que al mismo nivel sonoro no se
oyen igual todas las frecuencias; esto se traduce en que, por ejemplo, a
niveles bajos de volumen, hay que aumentar MÁS los graves para que se oigan
igual de fuerte que los medios, sea, las
frecuencias que rondan el 1KHz.
Por eso, antes se utilizaba en
los amplificadores de sonido un botón que indicaba LOUDNESS y que sólo
funcionaba hasta, aproximadamente, 1/3 del volumen del mando, que, de hecho,
tenía una salida a 1/3 de su recorrido para este menester.
Las curvas que aparecen en esta
nota lo explican. Es sencillo; se llaman curvas isofónicas o de igual nivel
de sonido. Si cogemos una de ellas, por ejemplo, la que indica un 30, expresa
que oímos igual de fuerte un sonido de (aprox) 1Khz a 30 dB que otro de 20 Hz
si aumentamos su nivel casi 80 dB. Estos son valores aproximados y no vamos a
entrar, ahora, cuanto son los dB en potencia y todo eso.
Pero quede claro que para oír
igual de fuerte un sonido de frecuencias medias que otro de frecuencias bajas o
muy altas, tanto aquéllas, como éstas deben subir su volumen.
Ahora, en los equipos modernos,
esto viene programado, pero si tienes un ecualizador, tenlo en cuenta, debes
aumentar, a bajo volumen, los graves, para oírlos a igual nivel que los medios.
Y los agudos, también un poquito de aumento, para “ecualizar” el equipo, esto
es, aproximarlo a las características del propio oído.
Y todo esto suponiendo que tú,
estimado lector, oigas bien en todo el espectro de frecuencias y no oigas, como me pasa a mí, por ejemplo, que oigo mejor unas frecuencias que otras y necesites, como es mi caso, unos audífonos
que aumenten el volumen de determinadas frecuencias respecto a otras para “oír
mejor”. No son audífonos corrientes. No todas las personas tienen este defecto auditivo, de hecho es muy
raro y, por ende, yo no pude resolver mi problema auditivo hasta que no se
inventaron los audífonos que lo resolvían, que fue en 2007, hasta entonces no oía los agudos prácticamente, ello implica no entender bien algunas palabras que llevan consonantes fricativas o silbantes, los tonos de CW, el aviso del microondas, la cocina, el horno, los tic-tac de los intermitentes del coche, el timbre del móvil, etc. etc.
A este respecto es muy interesante que todas las personas, a partir de una edad, digamos....40 años, se hagan una "audiometría", gratuita, generalmente. Es muy normal que con el tiempo se pierda capacidad auditiva, unas personas más que otras (otras casi nada), dependiendo de muchos factores y, normalmente, no nos damos cuenta hasta que suceden fenómenos que lo ponen de manifiesto, igual que con la vista.
Ocurre que, así como con la vista, a la mayoría de las personas no les importa ponerse gafas, parece que el hecho de que te pongan audífonos te coloca en otro nivel personal o social. No puede haber una estupidez más grande y, para empeorar la situación, encima es la propia persona la que sale perjudicada por no oir mejor de lo que oye.
Diego Doncel. Ingeniero de Sonido e imagen.
A este respecto es muy interesante que todas las personas, a partir de una edad, digamos....40 años, se hagan una "audiometría", gratuita, generalmente. Es muy normal que con el tiempo se pierda capacidad auditiva, unas personas más que otras (otras casi nada), dependiendo de muchos factores y, normalmente, no nos damos cuenta hasta que suceden fenómenos que lo ponen de manifiesto, igual que con la vista.
Ocurre que, así como con la vista, a la mayoría de las personas no les importa ponerse gafas, parece que el hecho de que te pongan audífonos te coloca en otro nivel personal o social. No puede haber una estupidez más grande y, para empeorar la situación, encima es la propia persona la que sale perjudicada por no oir mejor de lo que oye.
Diego Doncel. Ingeniero de Sonido e imagen.